sábado, 31 de mayo de 2008

Jodido teléfono

Hasta donde nos puede fastidiar el teléfono, cuando aprenderemos a que no nos quite la intimidad y la poca libertad que nos queda

jueves, 8 de mayo de 2008

Prohibido prohibir

La Imaginación al poder.

El Mayo del 68, quedará en la historia como la rebelión popular más bonita de todas, y se alzaron entonces y de forma definitiva las banderas que responden a las cusas más nobles que hoy nadie discute y que los partidos democráticos han adoptado con fervor: feminismo, antirracismo, ecologismo y libertad sexual

Hace ya cuarenta años, yo no estuve allí, tenia 14 y no creo que sea la edad para estar en un acontecimiento de ese calibre. Pero si me ha atraído lo bastante. Para mi fue las puertas de la libertad, cuando empece a verme en este mundo con los 16 17 años, Glucksman ya tenia 34. El era entonces maoísta, ahora dicen que es de derechas, pero lo que para mi Glucksman era y es, es un provocador, un agitador de conciencias, una de esas personas que están en el mundo para hacernos pensar igual que Cohn Bendit, un tipo simpático que ahora es eurodiputado por los verdes y que ha escrito un libro titulado “Forget 68”, un poco en su idea de desmitificar aquel evento que para los ortodoxos sigue siendo un evento contemporáneo, clave para la comprensión del mundo que nos ha tocado vivir.
Yo lo veo así.
Me gustaría hablar de la falsificación de los hechos, que algunos han escrito o hablado del Mayo Francés y lo cierto que hay en otros, pero sin querer entrar en este tema, yo escribo y vosotros sacáis vuestras conclusiones.
¿Es imaginable hoy un nuevo mayo del 68 que sacuda nuestras vidas?, a casi nadie se le pasa por la cabeza, que esto pueda repetirse, la mayoría de la juventud se siente en el mejor de los mundos posibles y una rebelión de aquellas características esta fuera de lugar.
¿Pero vemos a los jóvenes como nosotros creemos que están, o como realmente están?
¿La desaparición de los bloques ha conjurado el riesgo de una confrontación apocalíptica?


¿La globalización asegura la estabilidad y la paz a escala planetaria?
¿Puede el sistema sin alternativa, ser capaz de absolver todas sus contradicciones?.
Hemos perdido ya el espíritu del mayo francés, si no lo recuperamos, no podremos ir mucho más lejos, a menos que un milagro nos devuelva la fascinación por la utopía.
Se ha relacionado mucho el mayo francés con algo así como una resistencia pacifica o sea hippies,eso refleja lo que hizo una parte de la juventud norteamericana a finales de años 60, comienzo de los 70, pero no describe para nada al movimiento de rebeldía juvenil de los Estados Unidos, ni sobre todo a la juventud rebelde europea del 68, incluida claro esta, muy especialmente la francesa.
Quizás lo primero que resulta obligatorio decir es que aquel movimiento en su parte más activa comprometió a una parte muy interesante de la juventud.
Era contagiosa. En Praga, los reformistas comunistas, muchos de ellos héroes de la resistencia antifascista durante la Segunda Guerra Mundial, habían proclamado aquella primavera un "socialismo con rostro humano". El objetivo de Alexander Dubcek y de sus partidarios era democratizar la vida política de Checoslovaquia. Fue el primer paso hacia una democracia socialista, y como tal fue vista en Moscú y Washington. El 21 de agosto los rusos enviaron sus tanques y aplastaron el movimiento de reforma.
Apenas ningún cincuentón de hoy renuncia al titulo de sesentaochista, pero lo cierto es que en aquel momento, jóvenes rebelde organizados y activos, habían bastantes pocos y en caso de los españoles fue aun más llamativo. Si en Francia el movimiento organizado podía agrupar unos cuantos de miles, arropados por otros tantos, aquí el movimiento era cosa de unos pocos miles. Muy pocos pueden certificar que fueron testigos directo, la gran mayoría de la época se mantuvo bajo el franquismo, al margen de cualquier lucha, si fuera verdad que estuvieron en París todos los españoles que ahora pretenden que entuvieron, no habría hecho falta que los jóvenes franceses se hubieran movilizado.

¿Hubo sueños y esperanzas en 1968 o no fue todo más que una fantasía? ¿O la cruel historia abortó algo nuevo que estaba a punto de nacer? Revolucionarios, anarquistas utópicos, castristas, toda suerte de trotskistas, maoístas de toda laya quisieron el bosque completo. Los liberales y los socialdemócratas se agarraron a un sólo árbol. El bosque, nos advertían, era una distracción, demasiado vasto e imposible de definir, mientras que un árbol era un trozo de madera que podía ser identificado, mejorado y convertido en una silla o una mesa. Ahora el árbol también se ha ido.
Nosotros creíamos y seguimos creyendo que la gente no debería ser juzgada por sus posesiones materiales, sino por su habilidad para transformar la vida de otros, la de los pobres y los no privilegiados; que la economía necesitaba ser reorganizada en interés de la mayoría y no de la minoría; y que el socialismo sin democracia nunca funcionaría. Por encima de todo, creíamos en la libertad de expresión